Universo Crackeriano

Algunas veces cuesta expresar lo que bulle en el interior de cada uno de nosotros. Está dispuesto a estallarnos dentro, y esparcir metralla de huesos y vísceras hasta el confín del universo. Y precisamente, porque lo que no queremos es desaparecer (nuestro espíritu romántico no es tan consecuente como lo fue el de Larra y otros autores que optaron por acabar de una vez esparciendo sus sesos por las cortinas), volcamos como podemos sobre el teclado nuestro alma. Y ésta es nuestra válvula de escape, nuestra vía láctea donde esparcimos nuestras gotas de ser, como la inmensa teta de la diosa cuando creó el camino de estrellas, el camino de leche.
De todo este espacio sideral que componemos, algunos nos conformamos con ser satélites de un pequeño planeta que gira alrededor de una minúscula estrella que está en un rincón olvidado de una galaxia enana extraviada en el universo infinito, pero sabedores que formamos parte de ese delicado equilibrio de fuerzas que impide que nos disgreguemos del todo, o nos machaquemos unos contra otros.
La teoría del caos, el principio de incertidumbre, la relatividad, la teoría de los quantos…
2 + 2 no siempre es 4, como siete más tres no siempre es solamente diez, y si no… al tiempo.
CracKeriA pretende ser un pequeño universo, minúsculo y casi perdido, escondido tras la luna, la cara oculta, donde la noche es eterna, donde la oscuridad nos protege y nos mima, donde las lágrimas no son tan evidentes y se convierten en pequeñas perlas que depositamos con amor en su regazo.

KakTuS