Descarnada
Acacias. Madera. Un poso de té, algunas semillas. Tierra. El hálito. Tu boca. El placer sereno de encontrarle un remedio a todas las estrofas que le tarareas a la brisa y me destrozan la cánula sin prisas. Cuando no quede nadie vendré a contarte descalza, las muchas certidumbres que se alojan en la despensa de mi guadaña. Soñaba despierta, soñaba que viajaba a lomos de una verde esmeralda. Roca podrida. Soñaba que en el desespero se hallaba la sagrada tinta que formaba parte de mi devoción al desastre.
“He inventado una revolución. Un mausoleo gigante cubierto de imperfección, donde rendir culto a los pilares de la autonegación. Yo no lo quería, pero aquí estoy. Sé que no soy digna, pero eres mi perdición, y postrada a tus pies adoro cada una de las mentiras que regurgita tú alma de ruiseñor. Adoro tu bendita destrucción que me domina hasta el amor con bastarda adrenalina. Con sutura cristalina en el almendrado visor. Era privilegio adoptar la forma de la melancolía, era tan lícito rescatar de mi Ser la tristura que por las tardes llovía tiza, descarnada artista. En los mundos antiguos torneaba la losa con colores y angosturas de nitidez alba. Vertía en prosa las cosas menos dadas a la fausta prestancia. Después inquirí sin apenas un latir, en el más puro verso, manuscrito sobre la piel de dorada divinidad. Opacas monturas en la mano apostadas, con plumas y borrones semi-humanos hicieron de mí la silueta que Ulrich anticipó. Luceros. Cúpulas. Cópulas también. Cultura subversiva. La primera magia del amor que retuerce las pupilas a los pupilos con agrio desamor. Mi vientre en tu mochila. Viajando alrededor del sol. Mamando amargura de tercer grado. Vertiendo latencia en el costado que me supura sacro licor en la comisura. Y pasan las horas y sigo siendo una tumba que macera el tiempo entre los muslos, y te espera, y te sueña. Y te ensueña también. Una loca ciega. Un esperpento que serpentea en la hierba gris, que ennegrece los albores con un don sobrenatural. Que enfrasca las veneradas esencias en la otra orilla de mi velar.”
Ivanka.
4 Comments:
"Que enfrasca las veneradas esencias en la otra orilla de mi velar"
.... :_(
tq
A veces tengo el impuro pensamiento de si todo lo haces tan divinamente como escribes... por suerte, sólo es a veces.
Y no es curiosidad malsana, es sólo un cable que se cruza.
Mil besos, preciosa :******
No te puedo decir nada, como es tan impecable
espero algun dia escribir tan asi como tu y te acabo de enviar el guion escrito a contrareloj
a ver si te gusta
empequeñezco hasta límites insospechados cuando te leo...
desde luego, lo más más...eres tu.
tengo miedo a quedarme sin palabras que regalarte...
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