24 julio 2006

r&a


R y A, o como dos amantes pueden desbrozarse sobre cualquier dificultad cernidos en la tarde. Ambos emprendieron un viaje sin destino en el cual la obviedad queda redimida por cuantas palabras antes se pronunciasen.

Mi, ti. Ciño. Vainilla. El prendido ventricular armando alboroto en la curva de tu mirar. Lentamente se va. Lentamente se advierte, que lejanía no es impar pues en cascada arrepiente casta prominente, sazonada lluvia. Ya no más. Que si pudiese te recitaría un castillo en ruinas, un pájaro en la muerte, la agonía de la espuma cuando besa la orilla y el mar empuña una lanza de privilegios. Para ésta tu princesa ya no cabe época. Harapienta. Destronada. Con esa ausencia de color en la mirada. Prendida de un hilo, prendada de tu verso taciturno. Con voz de cariño en el enunciamiento de cualesquiera de tus recuerdos. Letras de humo. Nigérrimo sentimiento. Y lucimiento, y literatura de bocas dormidas. Entreabiertas. Como claridad no había, presumimos de hallarnos en un tiempo contrahecho. De emplearnos en tintas como en dalle. De escribirnos en los parpados hechuras de quebranto. Fórmulas para el desastre. Dañarnos hasta la extenuación por un amor tan grande como la misma transición entre sumarte y restarte. Arnos, como abrazarnos. Y también dardos romos envenenados. Y algunos puntos de sutura, de esa que el alma no amilana, de esa que a veces se hace burbuja y explota cuando la garganta entona una prenda gitana. Amarres y convites. Dificultades que se escriben con restos de café. Y la pluma. La pluma que alza el vuelo mientras tiñe el papel con tonelaje de cadencias, algunas deformes hasta en el esbozo, algunas improbables hasta para nosotros. Si pudiese follarte en afonía, seguramente afondaría en compañía de los primeros titubeos. Péndula, entregada a tu furor sabanero. Pero como no puedo, solo me sangra la vida por donde el cuello no gira cuando el alarido me fecunda. Te amo en profusión suprema. Me hago migas en agudas fechorías. Atravesando líneas discontinuas. Devorando el cielo que aun cubierto de amebeos suspiros, ni el mismísimo Virgilio alcanzaría a comprenderlo. Esculpiendo con el pensamiento métrica de calle y tétricas variaciones ahondando hasta el detalle.

“Supiese tres que dos esconde el blanco. Que la sílaba ausente prefiere no darse por escrita. Que apenas roce tu contorno con el sable, me vuelva la vida henchida de arenas movedizas, de gélidas corrientes y aguas torrenciales en donde se adorna la tristeza con vanas semejanzas. Triste caricatura. Triste alabanza que me parte las costillas con una levedad tan malsana que azuza el dolor hasta hallar aflictiva mi adorada pena. Reciba las piedras sobre la desnuda estructura. Encuentre molesta la muerte por no darse más que una en la vida. Aturda la suerte con apesadumbradas dudas sobre el violeta y el efugio. Salve de la subversiva catapulta todos mis pecados mostrados ante un mundo hostil y disforme. Aciérteme en tu lengua, dormida, cubierta de húmeda amargura; aún así contenta por la compañía de tu angostura. Siempre contradicha. Eternamente tuya.”

Desfigurada está la textura, pues en uno solo de tus ósculos acierto a entender, que la mar me arrebató el pañuelo. Que el conejo del sombrero, no sabe nadar. Que tu misterio no es uno más. Que un centenar es soñarte hasta emanar ese aroma a flores que se van marchitando junto al mármol y la hierba.

Manifieste…, tótem, tótem, tótem…, hasta tenernos.

Todo lo que ya no vale…
Todo lo que ya no cuenta…

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Te amo en profusión suprema. Me hago migas en agudas fechorías. Atravesando líneas discontinuas. Devorando el cielo que aun cubierto de amebeos suspiros, ni el mismísimo Virgilio alcanzaría a comprenderlo. Esculpiendo con el pensamiento métrica de calle y tétricas variaciones ahondando hasta el detalle."

Yo no se a los demás, pero a mi me acomplejas, después de leer un texto tan maravilloso, con qué ánimo me atrevo yo a cometer un estropicio con el idioma?

Millón de besos, el reparto es cosa tuya ;)

01:27  

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