GATO EN RAÍL Y DESLIZAMIENTO SUICIDA

No voy a mentir, vi a un gato, vi un entorno, vi muchas cosas pero sobre todo ganas de cambiar, ganas de partir, y ganas, mas de sentir la oscuridad al final de un camino resucitado

Se deslizaba el felino con ese estilo bravucon, por la pared, por barandas cumbres y por adoquines ferroviarios
era el tren de la bruja el que hacia bromas y señor gato continuo caminando sobre raíl con tal estilo y tal equilibrio que pasmo y desmayo sentidos varios de gente encerrada en el cubículo llamado aire que corría y discurría por esos lares

Introdujo (se) por aquel túnel de desilusión y sorna, y volvió a deslizar certezas y sinsabores extraños ausentados de aquel
espacio y tiempo y reviento perfecto, caldo de cultivo de marañas y enredos y confundida confusión, semi ilusión, ¿amor?

Pregunto tantas negaciones, explico tantas sobras y siluetas, vio y observo las formas que le agarraban durante
ese túnel oscuro vivía, y palpaba sus ojos e iris afilados, se sentía, y dolía pensar la amargura retorcida de alambres
en sangres sórdidas, en turbias revelaciones, y perdedoras ráfagas de cretácica emoción

No hacían mas que abrazar al felino y le dormían y le sedaban y le intoxicaban de palabras y oportunidades
pero poco a poco perdía el equilibrio del raíl deslizante y la luz menor, cada vez, en sus ojos bellisimos, descendía temores

Propuesta la rabia, se quedaron la frustración y la diluida ilusión, pecados terrenales en ansias espirituales, percales
este tipo de cosas, matizadas, acolachadas y perpetradas en la mas absoluta improvisación de víveres tardíos
de inanición extrema, de transparencia extrema, de soñar dormir los sueños y acatar la realidad objetiva, y luminosa

Debido a destellos y arranques, resplandores que retocan la desidia, decidió, el gato, retirarse de allí,
con la ulterior manera posible, entendible, observando una hoja volar y desintegrarse en el polvo del aire al paso del tren apisonador, que ya había aplastado su huesudo e imberbe cadáver